El renacer del jade en Guatemala: de los mayas a la joyería contemporánea
Durante siglos, el origen del Jade permaneció en el misterio hasta que, a lo largo del valle del río Motagua en Guatemala, se redescubrieron yacimientos que devolvieron protagonismo a esta gema ancestral.

El jade fue una de las piedras más apreciadas por los mayas y otras civilizaciones precolombinas. Durante siglos, su origen permaneció en el misterio hasta que, a lo largo del valle del río Motagua en Guatemala, se redescubrieron yacimientos que devolvieron protagonismo a esta gema ancestral. Hoy, la tradición de tallar jade sigue viva y ha dado paso a una industria que une historia, arte y turismo.
El redescubrimiento del jade en tierras mayas
En la década de 1970, Mary Lou Ridinger, una joven arqueóloga estadounidense, llegó a Antigua Guatemala. Aunque al principio acompañaba el sueño de su futuro esposo, Jay Ridinger, terminó encontrando en 1974 su primer yacimiento de jade.
“Tenemos que devolver esta historia a la gente. Es su historia. Es su jade”, expresó Ridinger al recordar cómo decidió que la piedra debía permanecer en la región donde fue venerada durante tres mil años antes de la Conquista.
Junto con Jay, fundó la empresa Jade Maya, que no solo exporta la piedra, sino que también emplea a descendientes mayas para tallarla y darle vida en joyería y esculturas.

Jade Maya: una empresa con legado cultural
Tras el fallecimiento de Jay en 2009, Mary Lou, hoy con 79 años, continúa al frente de la empresa con el apoyo de Raquel Pérez, directora general guatemalteca. Jade Maya cuenta con 11 tiendas en Guatemala, México y Belice, todas con museos o exposiciones que muestran la importancia histórica de la piedra.
“Es importante divulgar y enseñar a la gente sobre el jade, porque no tiene sentido que compren jade si no saben nada de él”, explicó Ridinger, quien también es ponente en conferencias internacionales y crítica de las prácticas mineras destructivas.
En 2023, la empresa inauguró Hacienda Santiago, una posada al noreste de Antigua donde visitantes pueden conocer el jade en su estado natural y comprender su historia.
El jade guatemalteco en el mundo
Existen dos tipos de jade: nefrita y jadeíta. Guatemala es fuente de jadeíta, considerada la más dura, rara y valiosa. Aunque Birmania es el principal productor mundial, el Instituto Gemológico de América reconoció en 2024 a Guatemala como un importante productor. El jade guatemalteco destaca por su variedad de colores: verde, negro metálico, azul verdoso y un característico lila.
Según la artista joyera Helen Serras-Herman, su atractivo radica en la historia que lo acompaña: “Necesita un poco más de historia detrás para explicar lo que es y su valor”.

Una tradición que une pasado y presente
El jade fue utilizado por siete culturas precolombinas e incluso servía como moneda junto con el cacao.
Mary Lou Ridinger compara: “El grano de cacao habría sido como un billete de un dólar y la cuenta de jade como un billete de 100 dólares”.
Tras la llegada de los conquistadores españoles, el conocimiento de la piedra desapareció debido a que fue catalogada como idolatría. No fue hasta 1954 que el geólogo William F. Foshag identificó el valle del Motagua como fuente del jade antiguo, hallazgo que inspiró a los Ridinger en su búsqueda.
Retos y protección del jade en Guatemala
Aunque Jade Maya trabaja mediante recolección superficial y sostenible, gran parte del jade guatemalteco se extrae de manera ilegal, incluso en áreas protegidas. Mary Lou Ridinger advierte que organizaciones criminales se han involucrado en el comercio, especialmente en variedades verdes codiciadas en Asia.
“El gobierno no tiene gente para perseguirlos”, señaló Alfredo Gálvez Sinibaldi, ex-viceministro del Ministerio de Energía y Minas, quien reconoce a Ridinger como pionera en devolver valor a esta piedra ancestral.
El arte de tallar jade

Antigua se ha convertido en la capital del jade en Guatemala. Además de Jade Maya, existen más de 100 talleres que trabajan la piedra. En octubre se celebrará el Congreso Mundial de Artistas Talladores en Jade de Guatemala, donde artistas de todo el mundo presentan sus obras, siempre elaboradas con jade local.
Para el escultor mexicano Noé Sánchez Zebadúa, trabajar esta piedra va más allá del diseño: “Tienes que trabajarlo con respeto. A veces es bonito fluir con el material”.
Una piedra con historia y futuro
Hoy, el jade guatemalteco no solo es un recuerdo de las civilizaciones antiguas, sino también un motor económico, cultural y turístico. Desde Antigua, Jade Maya y otros talleres siguen honrando la tradición mientras enfrentan retos de sostenibilidad y protección de este recurso único.
“Si hay alguna forma de proteger el jade y salvarlo para las generaciones futuras en Guatemala, siempre lo haré”, concluye Ridinger, reafirmando su compromiso con la piedra que une el pasado con el presente.